En su oportunidad, el ICE presupuestó un rubro de varios miles de millones de colones para la adquisición de combustibles fósiles para la generación de electricidad. Con base en ello, la Autoridad Reguladora aprobó tarifas eléctricas que los usuarios hemos venido pagando.
Pues resulta que la realidad fue distinta a la que presupuestó el ICE. Por diversas razones como un menor crecimiento del consumo de electricidad, el crecimiento de las reservas de agua para generación eléctrica en las represas o los cambios en el precio del petróleo, el ICE consumió menos combustibles de los que había presupuestado, es decir, gastó menos dinero del que se había previsto en la fijación de tarifas.
Como consecuencia de lo anterior, la ARESEP, después de los estudios técnicos correspondientes, decidió que el monto de la tarifa eléctrica cobrado en exceso, como consecuencia de costos de generación eléctrica menores de los previstos en la fijación tarifaria, debería ser devuelto a sus legítimos dueños, a los usuarios, clientes del ICE, en forma de una reducción en las tarifas durante los meses de setiembre a diciembre del año en curso.
Ahí fue donde la chancha torció el rabo, el ICE se niega a devolver lo que no es suyo, a pesar de la orden de la Autoridad Reguladora. Como dice nuestro pueblo, el ICE se quiere hacer el gato bravo con la parte de las tarifas cobradas en exceso y que, según medios periodísticos, ronda los trece mil millones de colones. Para ello interpuso un recurso contra la decisión de la ARESEP que ha dejado sin efecto, momentáneamente, la rebaja anunciada.
La sensación que tengo con lo ocurrido, es que el ICE me está metiendo la mano en el bolsillo, o como diría mi madre, le quiere tapar el resuello a lo que nos debe. Con estos antecedentes, no me sorprendería que la propuesta del Emperador, digo, del Presidente, para abrir más el mercado eléctrico, empiece a ganar adeptos.
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