Thursday, April 17, 2008

Los Mercaderes del Templo

Jorge Camacho Sandoval

El contubernio y connivencia entre la jerarquía de la iglesia católica, el poder político y el poder económico, no es nada nuevo; basta con recordar que el mismísimo Jesús, montando en cólera, arrasó con los chinamos del templo de Jerusalén, adonde los clérigos hacían un pingüe negocio, cobrando la correspondiente comisión a los comerciantes de ofrendas y otras supercherías. Algunos siglos después, para citar otro ejemplo, la alianza entre Felipe IV de Francia y el papa Clemente V, condujo a la muerte a los Caballeros Templarios, con el fin de evitar el pago de las enormes deudas del rey y satisfacer los apetitos de poder del papado. Mucho más reciente fue la alianza entre el Vaticano, la logia masónica Propaganda 2 y los círculos bancarios, que concluyeron con el escándalo del Banco Ambrosiano y, según algunos autores, con el asesinato del Papa Juan Pablo I (Primero).

Así que no deberían sorprendernos las revelaciones de los últimos días del periódico La Nación sobre las operaciones financieras (http://www.nacion.com/ln_ee/2008/abril/17/pais1501884.html), aparentemente al margen de la ley, de la Conferencia Episcopal de Costa Rica. Nada más ilustrativo sobre ese contubernio entre la jerarquía eclesiástica, el poder económico y el poder político, que la revelación periodística de que la Conferencia Episcopal es socia del Grupo Sama, al que están asociados, nada más y nada menos dos pezzonavantes, el Presidente de la República y su Consigliere, Don Rodrigo Arias. En ese grupo, la versión criolla de Paul Marcinkus, el banquero de Dios, un cura de apellido Godínez, ocupa numerosos puestos directivos, lo que refleja la importancia de los recursos financieros invertidos por los obispos en ese grupo.

Por otra parte, según las mismas fuentes, las andanzas financieras de los obispos trascienden nuestras fronteras, lo que no es de extrañar en una institución como la iglesia, globalizada desde hace siglos. La Conferencia Episcopal realiza, por interpósita mano, operaciones “offshore” en Panamá, lo que les permite librarse de la normativa costarricense, también realiza captación de fondos de terceros, no solo en el país, sino hasta en Italia. Sus actividades incluyen la inversión en la industria alimenticia que menciona La Nación de hoy, también en la industria cervecera y la garrotera, es decir el préstamo de dinero. Ahora entiendo mejor la razón del cambio en el Padrenuestro, que modificó aquello de “perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores…”.

En fin, la Conferencia Episcopal parece estar bastante alejada de las piadosas tareas que el fundador de la iglesia le encomendó a sus discípulos y seguidores.

Wednesday, April 02, 2008

La caída de Berrocal

La existencia de vinculaciones entre las narcoguerrillas de las FARC y Costa Rica es un hecho constatado empíricamente, como lo demuestran las detenciones de narcoguerrilleros en el país, las visitas documentadas del canciller de las FARC o del mismísimo número dos de ese grupo, el difunto Raúl Reyes, y la aparición de los 480000 dólares, custodiados por amigos costarricenses de los narcoguerrilleros. A eso debemos agregarle que en nuestro país alrededor de 12000 colombianos ostentan la condición de refugiados, según informaciones periodísticas, y de ellos, un número muy importante están relacionados con las FARC, según el ex ministro Berrocal.

Si todo esto es público y notorio, ¿Por qué tanta alharaca por las declaraciones del ex ministro Berrocal?
El ex ministro no es un novato en las andanzas políticas, como los autores del famoso memorándum que motivo la salida de otro ministro; por el contrario, es un hombre ducho en esas lides. Además, en su condición de jerarca de la seguridad nacional, es lógico suponer que estaba mejor informado que el común de los mortales sobre el tema que nos ocupa. Entonces ¿Por qué dijo lo que dijo? Es difícil creer que las palabras de Berrocal fueran precipitadas, una salida en falso o una jetonada. Si hubiese sido así, entonces para que impedir que declarara ante la Asamblea Legislativa y levantar las suspicacias de los diputados, la prensa y la ciudadanía. Pero lo cierto es que el presidente Arias y su hermano, Il Consigliere, le aplicaron la mordaza y lo obligaron a callar. ¿Para que callar al ministro si no tenía nada nuevo e importante que decir? Como dice nuestro pueblo, gallo que no canta, algo tiene en la garganta.

Por razones ideológicas y de trayectoria política, no es posible imaginar que los Arias callaran al ministro para proteger a costarricenses con alguna vinculación a las FARC, sobre todo a gente de la clase política. Uno puede especular sobre las razones de la defenestración de Berrocal; por ejemplo, una razón válida sería no obstaculizar una investigación de los nexos de las FARC en Costa Rica. Otra posibilidad, y esto es pura hipótesis, es que la declaración del ex ministro Berrocal agitara las aguas políticas, principalmente la de los aliados del gobierno en la aprobación de la agenda de implementación, poniendo en riesgo la columna vertebral de esta administración, la implementación del TLC. La mención que ha hecho Berrocal sobre la concesión de visas a colombianos, haciendo referencia al ex ministro Ramos y al anterior director de migración, son un indicio en el sentido de esa hipótesis.

Si callaron a Berrocal, es porque podía revelar información importante; información que podría tener un efecto dominó sobre el castillo de naipes que tan arduamente ha construido Arias y su Consigliere.