Wednesday, April 04, 2007

Las empresas de telecomunicaciones molestas: ¡Caraduras!

Jorge Camacho Sandoval

Soy partidario de la libre competencia y de la apertura de los monopolios estatales. Creo que ello podría contribuir a la mejora de los servicios y, en buena teoría, a la mejora de los precios de los servicios. Así lo he manifestado en opiniones publicadas en algún periódico o en mi bitácora digital. Así que difícilmente se me puede confundir con un defensor a ultranza de dichos monopolios. Pero de eso, al saqueo privado del patrimonio público hay un mar de diferencia.

Por libre competencia entiendo que un empresario identifica una oportunidad de hacer negocios y entonces invierte sus recursos, o los de un banco que lo respalde, asumiendo el riesgo asociado a su inversión. Como consecuencia de ese riesgo y, si sabe hacer las cosas, logrará merecidas ganancias. A mayor riesgo mayores ganancias, reza uno de los más conocidos principios económicos.

Cuando no hay riesgo y las ganancias son grandes, algo anda mal. A mí, por ejemplo, me parece que los contratos para la generación eléctrica privada, son contratos de tigre suelto contra burro amarrado, firmados al amparo de una ley patrocinada por quién en ese momento era el encargado del burro y, a la vez, propietario de uno de los tigres sueltos. ¿Qué riesgo hay si el ICE tiene la obligación de comprar toda la energía generada, en muchas ocasiones a precios superiores a los que le cuesta producirla. Eso es, para un profesional de la producción animal, ordeñar de la ubre sin alimentar a la vaca.

Ahora resulta que las empresas representadas por la Cámara de Infocomunicaciones están molestas porque los proyectos de ley sobre apertura y regulación del sector, contienen cobros por la utilización de la infraestructura del ICE por parte de los actores privados (http://www.nacion.com/ln_ee/2007/abril/03/pais1052451.html). Es decir, quieren utilizar, a precio de saldo, la infraestructura desarrollada por el ICE a costo de miles de millones de la moneda que Ud. quiera, para competir con el propio ICE. ¿Por qué no desarrollan su propia infraestructura, invirtiendo y arriesgando, en el más puro espíritu del capitalismo y de la libre competencia? Seguro que condiciones como las que quieren que les otorgue el estado no se ven, ni por asomo, en contratos entre empresas privadas. Además, es lógico suponer que cuando estén operando, transferirán todos los costos, incluidos los cargos del ICE, a los usuarios. ¡Así cualquiera!

La alternativa que plantean los proyectos no les exige construir su propia infraestructura, sino que les facilita las cosas y les reduce los requerimientos de inversión, dado que podrán “colgarse” de los recursos del ICE, pagando para ello un peaje. Lo que molesta a la Cámara y sus representados es el monto de ese peaje, que según el proyecto, no alcanza los dos dígitos. También reclaman que el ICE mantenga condiciones fiscales favorables. Acaso no entienden que a diferencia de sus empresas, cuyo objetivo es el lucro, el ICE es una empresa pública orientada al servicio.

Da la impresión que las empresas no quieren invertir y arriesgar, lo que quieren son condiciones que ellas seguramente no estarían dispuestos a ofrecer a sus competidores. Eso no es propio de verdaderos empresarios, sino de oportunistas y parásitos. No sean caraduras.

¿Será que el nuevo administrador del burro también tiene un tigre suelto?