El periódico La Nación del día 3 de junio nos informa que la SUPEN pretende evitar el retiro del famoso FCL, Fondo de Capitalización Laboral, mediante una reforma a la ley, de manera que se elimine la posibilidad de retirar ese fondo cada cinco años.
La justificación que ofrece el superintendente de pensiones es el "gran desinterés" de los trabajadores por ahorrar el dinero retirado, ya que la gran mayoría dispuso del mismo como le dio su real gana, pues solo el 0.63 % de los trabajadores trasladó esos recursos a fondos complementarios de pensiones.
En una inaceptable intromisión de la SUPEN en la libertad individual, se alega que “el beneficio es para ayudar al trabajador en caso de cesantía y por eso mejor destinarlo al fin que fue creado y no con la opción de gastarlo cada cinco años". Es decir, los individuos no sabemos lo que nos conviene, por eso el Estado debe decidir por nosotros, en el más puro estilo del camarada Stalin.
Es decir, no le basta al sistema de operadoras de pensiones complementarias jinetear por cinco años recursos de los trabajadores, que ascienden a ¢84.526 millones, sino que pretende seguir sangrando a los legítimos propietarios hasta que terminen su actividad laboral.
Será que me estoy volviendo paranoico, pero cada vez se pretende restringir más las libertades individuales, sobre todo si eso genera recursos que pueden ser luego botín de políticos, empresarios y funcionarios públicos corruptos, como lo ilustran las noticias recientes sobre expresidentes, exoneraciones y convenciones colectivas abusivas.
Jorge Camacho S.
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