¿Dónde están los mil de Arias?
El Presidente Arias siempre se ha ufanado de rodearse de lo que él llama la “meritocracia”, es decir, de las personas más inteligentes y capaces, para ejercer las principales responsabilidades en sus actividades políticas, ya sea en las campañas o en el ejercicio del poder. No podemos negar que rodearse de los mejores es un indicador de inteligencia del Presidente, y a la vez, una oportunidad para que surjan nuevos liderazgos y adquieran experiencia política nuevas generaciones de dirigentes. Si uno compara los colaboradores más cercanos de Arias con los de otros mandatarios, probablemente esté de acuerdo en que el actual presidente ha realizado una mejor selección de su equipo o quizás ha tenido mejor suerte, aunque no le han faltado errores.
Por otra parte, en un partido que dispone de gran cantidad de simpatizantes y en una sociedad con una proporción importante de profesionales de alto nivel, muchos de los cuales ostentan formación y experiencia de alto nivel y con un considerable número de ellos ejerciendo labores en organismos y empresas internacionales, no debe ser difícil contar con un amplio y selecto grupo de colaboradores para integrar la meritocracia. Sin ir muy lejos, basta con recordar que durante la campaña política, Arias, el candidato, hablaba de los mil o más cerebros que estaban a cargo de la formulación de su programa de gobierno, cantidad suficiente para seleccionar, no uno, sino muchos gabinetes.
Por eso llama la atención la reiterada iniciativa del Presidente de desvestir un santo para vestir otro, es decir, buscar sus colaboradores en un círculo muy pequeño, lo que llamaría nuestro pueblo, la misma argolla. Para muestra, unos pocos botones.
Su primer ministro de Agricultura y Ganadería, salió del gabinete para encabezar la campaña del sí, asunto en que apenas pasó dejando los pelos en el alambre, para luego desaparecer de la escena política. La pregunta es ¿No había otra gente capaz de asumir la dirección de la campaña del sí?
Otro tanto se puede decir de la sustitución del Ministro Berrocal por la exdiputada Del Vechio o de la sustitución del exministro Zumbado por la también exdiputada Ing. Clara Zomer. En ambos casos, la Asamblea Legislativa perdió buenas diputadas oficialistas. El último episodio lo representa el paso de la Diputada Mayi Antillón a ocupar funciones de relacionista pública del ejecutivo. En este caso ni siquiera se preocuparon de guardar las formas ni les importó el principio de independencia de poderes.
La diputada Antillón se convertirá en la única diputada por horas, mantendrá su curul, pero solo asistirá al Congreso a emitir el voto cuando sea necesario para conformar la mayoría necesaria. Aunque el Presidente y la Diputada expresaron inicialmente la conveniencia de que la segunda abandonara definitivamente su curul, después se desdijeron, ante la resistencia encontrada por el nombre del siguiente en la fila de los diputados.
¿No hay en este país otra persona con los méritos necesarios para asumir la dirección de las relaciones públicas del ejecutivo? ¿No hay alguno, entre los mil de Arias, capaz de asumir esas funciones? ¿En donde están los mil de Arias?
Lo que parece es que además de méritos, se requiere estar en la argolla. La meritocracia convertida en meritoargolla.
No comments:
Post a Comment