El Presidente Arias se suele llenar la boca de grandes palabras, paz, democracia, libertad, paz con la naturaleza, solo para mencionar unas cuantas. Sin embargo, en no pocas ocasiones, sus acciones contradicen el discurso.
Veamos algunos botones de muestra. El programa de paz con la naturaleza, por ejemplo, no es compatible con el decreto de conveniencia nacional que favorece al proyecto de minería a cielo abierto en Las Crucitas, decreto firmado y defendido por Arias.
El libre comercio, una de las columnas vertebrales del gobierno de Arias, se contradice con el propósito del mismo gobierno de incorporar etanol a toda la gasolina, limitando la libertad de los consumidores de poder escoger el tipo de combustible que quieren usar. Eso, sin hacer mención a los intereses de Arias en las empresas del sector.
Finalmente, Arias suele mencionar con frecuencia la democracia centenaria costarricense y se vanagloria de ser un demócrata de cuerpo entero. Sin embargo, acaba de vetar la ley de referendos ambientales, aprobada por la Asamblea Legislativa de forma unánime, en un inaudito consenso de oficialismo y oposición. Esa ley abría espacios de participación directa importantes a ciudadanos y comunidades, en un tema de su interés directo.
De todo ello, la conclusión que saco es que Arias no es tan demócrata como presume, más bien parece que practica la democracia corroborativa, es decir, acepta la decisión soberana de la gente solo si ésta corrobora sus propias opiniones y puntos de vista.
Que conste, fui votante de Arias.
Veamos algunos botones de muestra. El programa de paz con la naturaleza, por ejemplo, no es compatible con el decreto de conveniencia nacional que favorece al proyecto de minería a cielo abierto en Las Crucitas, decreto firmado y defendido por Arias.
El libre comercio, una de las columnas vertebrales del gobierno de Arias, se contradice con el propósito del mismo gobierno de incorporar etanol a toda la gasolina, limitando la libertad de los consumidores de poder escoger el tipo de combustible que quieren usar. Eso, sin hacer mención a los intereses de Arias en las empresas del sector.
Finalmente, Arias suele mencionar con frecuencia la democracia centenaria costarricense y se vanagloria de ser un demócrata de cuerpo entero. Sin embargo, acaba de vetar la ley de referendos ambientales, aprobada por la Asamblea Legislativa de forma unánime, en un inaudito consenso de oficialismo y oposición. Esa ley abría espacios de participación directa importantes a ciudadanos y comunidades, en un tema de su interés directo.
De todo ello, la conclusión que saco es que Arias no es tan demócrata como presume, más bien parece que practica la democracia corroborativa, es decir, acepta la decisión soberana de la gente solo si ésta corrobora sus propias opiniones y puntos de vista.
Que conste, fui votante de Arias.
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