El barullo que se ha formado al interior del PAC, sobre la forma de escoger a su candidato presidencial si, eventualmente, surge más de una candidatura, es revelador en varios aspectos.
La ausencia de normas partidarias para la elección del candidato presidencial, refleja, en primera instancia, que el PAC tiene una génesis basada en el caudillismo, o para decirlo de forma más elegante, en el liderazgo, de Otón Solís. Esto es aún más evidente si tenemos en cuenta que el partido fue fundado no por inexpertos jovencitos que hacían sus primeras armas en las lides políticas, sino por políticos de amplia experiencia en otros partidos, muchos de ellos, además, con formación académica en ciencias políticas. En este aspecto particular el PAC no se diferencia en nada de los otros partidos, a los que sus voceros llaman partidos tradicionales.
Hay otras evidencias de que la visión caudillista aún se mantiene y juega un papel importante en las decisiones de un partido cuyo nombre, para no hablar de los principios que lo sustentan, implicaría formas más democrática y participativas en su vida institucional. Recuérdese, por ejemplo, la forma de seleccionar los candidatos a diputados para las elecciones del 2006.
Primero se establecieron cursos y pruebas de idoneidad, a juicio de una comisión de “guardianes de la fe”, después, otra comisión de la cúpula, podía nombrar candidatos a dedo, dizque para balancear las papeletas por género, sin que las beneficiadas tuvieran que pasar los cursos y pruebas mencionadas y finalmente, el caudillo, podía elegir, también a dedo, siete candidatos, sin que éstos requirieran los cursos y pruebas. Tal y como lo afirmé en octubre del 2005 (http://ticoblogg.blogspot.com/2005/10/participacin-ciudadana-o-del-ciudadano.html), en este otro aspecto, tampoco se diferencia el PAC de los partidos que ellos llaman tradicionales.
La actual discusión, ante la eventual aspiración de la exdiputada Campbell Barr a la candidatura presidencial, revela le existencia de sectores “caudillistas” en el partido, como la exdiputada Martha Zamora, que opina que la designación debería hacerla la cúpula, es decir la Asamblea Nacional, en donde ella misma reconoce, hay más afinidad por Otón Solís (http://www.nacion.com/ln_ee/2009/enero/22/pais1848694.html).
La decisión que tome la Asamblea en las próximas semanas sobre la forma de seleccionar la candidata presidencial del partido, será muy reveladora sobre la coherencia del partido con su nombre y sus postulados. Los principios de participación ciudadana deberían ser suficientes para inclinarse por una convención abierta entre sus votantes y simpatizantes. Ir por el camino contrario, es decir, por delegar la elección del candidato presidencial en una pequeña camarilla o asamblea, revelaría la incongruencia del partido con sus principios y estaría usando una práctica que los partidos tradicionales superaron hace muchos años.
Sigo sin encontrar diferencia en las formas de gestión política entre el PAC y los partidos tradicionales, aunque dependiendo de la decisión de la Asamblea del PAC, éste podría ser menos participativo que aquellos.
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