Si algo le he tomado apego con la edad, es a la libertad individual. Para mí, está por encima casi que de cualquier otra cosa. Por ello, me parece que algunas de las medias del gobierno, trascienden los objetivos y las justificaciones que las sustentan y se convierten en un asunto mucho más crítico, ya que atentan con la libertad de las personas.
Veamos algunos ejemplos. En primera instancia, la anunciada media de incorporar alcohol a toda la gasolina, lo que de hecho significa obligarnos a usar un producto. No estoy en contra del uso de la gasolina con mayor proporción de alcohol, estoy en contra que me obliguen a usarla, sin darme la opción a decidir si quiero usar la nueva mezcla o seguir usando la gasolina súper.
Más grave aún, la restricción de circulación vehicular de la carretera de circunvalación hacia el centro de San José, en horas pico, un día por semana; restricción que ahora se pretende ampliar a las 24 horas del día. Esto es indudablemente, contrario a la libertad de tránsito que nos garantiza la constitución y las leyes. Acepto que ingresar a San José resulta ahora más fácil y aunque te obligan a esperar un par de horas en el día que corresponde a tu número de placa, es una restricción tolerable a la libertad de tránsito. Lo que no es admisible es que te impidan hacer uso de ese derecho durante todo el día, es decir, durante 52 días al año, casi dos meses en total. A ese paso, las restricciones podrán ampliarse en el tiempo o en el espacio, justificadas en los precios del petróleo.
También resulta un atentado contra nuestros derechos la propuesta de transferir los impuestos del diesel a las gasolinas. Es como si te obligaran a pagar los impuestos de tus vecinos. De acuerdo, se deben pagar impuestos, pero todos los ciudadanos debemos hacerlo, cada uno en la proporción en que le corresponda. Lo que no tiene lógica es que uno pague un impuesto por un producto que no utiliza, mientras otros ciudadanos, se ven eximidos del mismo.
Aún cuando le di mi voto, este gobierno me empieza a parecer arbitrario.
1 comment:
Estimado don Jorge,
es bastante lamentable cuando uno ve este tipo de noticias desde una perspectiva distinta a la costarricense. Actualmente vivo en España, en donde es posible que una medida de esta no genere el atrofio que sí lo hace en Costa Rica.
Muchos somos de Alajuela (o algún otro lugar más o menos distante) y trabajamos en San José, por lo que el vehículo en ciertas ocasiones resulta imprescindible.
Además, si el gobierno pretende adoptar políticas para reducir el consumo de combustibles pero nos deja "a pata", los que salimos tarde de nuestras labores, tendremos que lidiar con otro mal, incluso peor y más lamentable, como lo es la delincuencia, la inseguridad, los teletubies, chapulines y otros bichos poco agraciados.
Siento que la impotencia del gobierno para proveer formas nuevas, seguras y efectivas de transporte, aunado al cada vez más complicado precio del petróleo, tiene sus consecuencias. Pero no deberíamos ser los ciudadanos medianamente responsables quienes debamos cargar con el peso de su afacia práctica. Obligarnos a andar "a pata" (o en los constantemente asaltados buses de Alajuela) porque no encuentran otra solución resulta injusto y reprochable.
Por cierto, saludos a Guillermo y a la familia; recuerden que aquí en Salamanca tienen su casa.
Ignacio Guzmán
Post a Comment