Dice un viejo proverbio que no basta que la mujer del César sea honesta, también tiene que parecerlo.
En el caso del ministro Zumbado, tiene derecho a la presunción de inocencia y no nos atrevemos a poner en duda su honestidad, pero algunas de las acciones de su despacho no parecen tan claras. Según los medios de prensa, por ejemplo, se aprobó una consultoría por más de trescientos mil dólares, a una asociación de la que el Ministro es el fundador y a la que presidió hasta poco antes de asumir sus funciones ministeriales.
También se adjudicó una consultoría por alrededor de cincuenta mil dólares, a una persona muy allegada al Ministro, tan allegada, que ocupó el cargo de jefe de despacho y formó parte de juntas directivas de sociedades a las que, según la prensa, está vinculado el Ministro. Esa cercana colaboradora del Sr. Zumbado, formó parte, además, de la comisión que evaluó la oferta presentada por la organización fundada por su jefe y a la que éste perteneció antes de asumir el mando de la lucha contra la pobreza, suponemos que ajena.
También llama la atención que la única oferta presentada para la consultoría fue la de la asociación a la que estuvo vinculado el Ministro Zumbado, a pesar de los jugosos recursos destinados a la misma, motivo suficiente para tentar a otros oferentes.
Los intríngulis de la piñata de consultorías con fondos de los taiwaneses y del BCIE apenas empiezan a conocerse, y alcanzan, ni más ni menos, a la propia Casa Presidencial y a la Asamblea Legislativa. En la primera se vieron beneficiadas organizaciones o personas relacionadas con cercanísimas colaboradoras del Presidente, como la Srta. Solera, la periodista Mitchell y la Sra. Prado. En Cuesta de Moras, los caramelos de la piñata llegaron al despacho del mismísimo presidente del Directorio Legislativo y al de uno de los diputados veletas que utiliza el Ejecutivo para apoyar la agenda de implementación, el Diputado Echandi.
En el caso del Ministro Zumbado, al menos ha tenido la decencia de separase de su cargo mientras se investiga su participación. Tampoco podemos esperar mucho, estas investigaciones suelen limitarse a los aspectos legales, sin alcanzar los aspectos éticos.
En fin, como la mujer del César, no basta que el Ministro Zumbado sea honesto, también tiene que parecerlo.
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