Jorge Camacho Sandoval
Desde hace bastantes años soy algo así como un ateo de la política, es decir, ninguno de los partidos políticos me inspira confianza, aunque algunos menos que otros. Esa desconfianza es el resultado de ver a sus líderes diciendo una cosa y haciendo la contraria, sobre todo cuando alcanzan el poder.
Hoy atrajo mi atención una noticia del periódico español “El País” que revelaba la inscripción oficial de un nuevo partido, el Partido Pirata, formado básicamente por personas interesadas en problemas relacionados con las nuevas tecnologías, el acceso a las mismas y su utilización.
El partido, que cuenta con una página web (www.partidopirata.es) desde hace tiempo, postula una serie de principios que suenan irresistibles, como la defensa y promoción de los derechos y libertades de los individuos, dentro y fuera de Internet; la accesibilidad a la cultura; el acceso a Internet y la neutralidad de la red. También lucha contra las patentes de software y los monopolios privados.
Con esas plataformas de lucha, la verdad es que dan ganas de afiliarse, total, la mayoría de nosotros hemos practicado la piratería de un modo u otro, ya sea clonando algún libro, quemando copias de software o el último disco de nuestro cantante favorito.
Sin embargo lo que más me sorprendió fue que la idea no es novedosa, existen partidos piratas en al menos otros dieciocho países, incluidos algunos latinoamericanos como México y Perú. Además, cuentan con una organización supranacional, algo así como
No sería mala idea organizar el Partido Pirata de Costa Rica, probablemente reúna más consenso que el TLC. Así que, manos a la obra, que la bandera negra, con la calavera y los fémures, ondeé en la próxima campaña electoral.