La
verdad es que, a mi edad, no me sorprende el barullo que se está produciendo alrededor
del presidente Solís por distintos motivos, aún antes de alcanzar los
simbólicos cien días de gobierno. En todas partes se cuecen habas y los
carroñeros son los primeros en acercarse a la sombra del poder. En consecuencia,
por todas partes empiezan a aparecer las grietas en la relación de quién fuera
llevado a Zapote en olor de multitudes, con el famoso y cacareado millón
trescientos mil; en otras palabras, la luna de miel parece acercarse a su fin.
El
escándalo alcanzó su máximo nivel la semana recién concluida. Primero con el
destape de los honorarios percibidos por un abogado y dirigente del círculo más
íntimo del PAC, por satisfacer requisitos que el TSE no pedía. Luego, por los
premios millonarios recibidos por Iván El Terrible, quién además de hablarle al
oído a su amigo Luisgui, en la propia casa de cristal adonde dispone de un área
de trabajo, prepara los términos de referencia de la consultoría que
posteriormente le venderá al gobierno, según decir del propio Iván y del obispo
de la presidencia, además de atender sus compromisos con clientes privados, que
seguramente no le harán ascos a tener un consultor tan cercano al Presidente.
Las
protestas no solo vinieron de la oposición liberacionista ni de los aliados del
gobierno, el Frente Amplio y el PUSC, sino del propio seno de la fracción
legislativa del gobierno, encarnada en la airada voz de Otón Solís, guardián de
la fe y la ortodoxia del PAC, el Pepe Grillo del presidente, quién, con vehemencia,
le pidió que expulsara a los mercaderes del templo. La guinda del pastel la
puso el día de ayer la Asamblea Nacional del partido de gobierno, que de forma
unánime le pide al Presidente sacar a Iván el Terrible de su círculo íntimo,
por razones de incompatibilidad con la ética del partido.
Lo que
si me sorprende, es el silencio del Presidente mientras arde Troya. Don Luis
Guillermo ha hecho mutis por el foro y no ha dicho nada sobre la polémica suscitada
a su alrededor; en su lugar el obispo de la presidencia ha intentado apagar las
llamas, pero como se suele decir, lo que hizo fue embarrarla. Parece que el
Presidente, a pesar de su formación en historia, no aprendió nada de uno de sus
antecesores en Zapote, el expresidente Pacheco, quién antes de que las llamas
lo alcanzaran, sacaba la tarjeta roja o le daba el abrazo a quien traía la
brasa.
En fin,
se anuncia que el lunes el Presidente se referirá a estos polémicos temas. Probablemente
se verá obligado, tardíamente, a sacrificar al Zar.
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