Thursday, June 26, 2014

El precio de los combustibles y la alharaca del Presidente


A grosso modo, parece que los principales componentes del precio, no digo costo, de los combustibles, están claros (https://www.recope.go.cr/productos/precios/estructura-de-precios/): el precio internacional de los mismos y los costos de ponerlos en nuestros puertos, el costo de almacenamiento y movilización interna, los gastos administrativos, los márgenes de comercialización y los impuestos.

El margen de maniobra de nuestro país sobre los precios internacionales y el transporte a nuestros puertos parece estrecho y no debería ser muy diferente del de otros países de nuestro entorno, tenemos que jugar con esa realidad. Adonde si podríamos, en teoría, tener mayores posibilidades de influir sobre el precio es en lo que pasa una vez que el combustible llega al país. ¿Los costos de transporte interno, de almacenamiento y distribución están optimizados? ¿Son comparables a los costos de otros países? ¿Qué peso tienen los gastos de RECOPE sobre el precio final?

En resumen, como lo señaló el Regulador, a la luz de la estructura de precios, una posibilidad es reducir los costos de RECOPE, la misma institución que tiene una convención colectiva famosa por los pluses que otorga a su planilla y que, al decir popular, tiene una refinadora que no refina, pero mantiene la planilla como si lo hiciera. No obstante, la incidencia que se podría tener por esta vía, en el control del precio, es muy limitada si se tiene en cuenta que los rubros relativos a costos de operación de RECOPE, salarios y cargas sociales representan alrededor del 8.5% del precio final.

El otro rubro que influye mucho sobre el precio final es el impuesto a los combustibles, alrededor del 30% del precio final, que podría reducirse, dice el Regulador, pero a costa del desequilibrio fiscal. Lo que quiero decir es que no parece haber secretos en los factores que inciden sobre el precio y que si el gobierno quiere controlarlo, es sencillo concluir adonde se debe meter el bisturí. Basta con revisar la información disponible en la página web de RECOPE y hacer una búsqueda en google, para enterarse de mayor detalle, así como de los precios al consumidor final en los países de la región. ¿Por qué tenemos los combustibles más caros? Me llama la atención que en países cercanos, en donde el negocio de los combustibles está en manos privadas, los precios para el consumidor final son menores que los nuestros.


Así que la alharaca del Presidente Solís sobre el precio de los combustibles tiene pinta de que no pasará de ser un nuevo gesto hacia la galería, un saludo a la bandera sin resultados tangibles en el bolsillo de los costarricenses. ¿Nos apostamos un tanque de combustible?

Monday, June 02, 2014

La queja de Luis Guillermo


En la versión electrónica del diario La Nación del día de hoy (http://www.nacion.com/nacional/politica/Luis-Guillermo-Solis-Denme-gobernar_0_1418258259.html), el presidente se queja de que ha sido acusado de "populista e inexperto" y pide que le den chance de gobernar. Creo que en este último aspecto don Luis Guillermo tiene razón, merece al menos los cien días de gracia para ver, como dicen nuestros campesinos, que leche da.

Sobre su experiencia o falta de ella, creo que no hay derecho de quejarse, el presidente es un recién llegado a la política de alto nivel y probablemente esa es una de las razones por la que obtuvo más de un millón trescientos mil votos. Si bien es cierto ocupó cargos oficiales con anterioridad, adonde llegó de la mano de Oscar Arias, eran responsabilidades de segunda línea, infinitamente menores que las que tiene ahora sobre sus hombros.

Sobre si ha sido populista en las tres semanas que lleva en el cargo, es un asunto discutible; por una parte, en poco más de tres semanas en el gobierno hay poca oportunidad de hacer un balance de situación e introducir cambios importantes en las políticas públicas y, por otra, los “gestos” o “símbolos” son importantes, como afirma el presidente, porque son señales del rumbo que quiere tomar el gobierno.

Las señales, eso sí, deben ser claras y congruentes, para que no confundan a quienes las recibimos. En ese sentido creo que si se pueden dar quejas válidas; el Señor Presidente ha sido ambiguo en algunos de sus gestos o señales, por ejemplo, izó la bandera de la diversidad sexual y un par de días después se fue a la basílica en Cartago; otro día abre la capilla de la Casa Presidencial para su utilización por parte de otras confesiones distintas de la católica y de inmediato pide a un obispo de ésta, que designe un capellán. Me parece que aquí aplica aquello del que peca y reza empata, pero no se puede quedar bien con todos siempre. Por otra parte, adonde queda el discurso de la separación del estado y la religión.


En fin, creo que Don Luis Guillermo aún tiene algo más de 60 días de “chance” para dar muestras del estilo de gobierno que pretende realizar, después de eso, se habrá acabado la luna de miel y empezarán a llover las quejas y reproches.