La designación de l@s candidat@s a diputad@s en el partido Acción Ciudadana siguió los más rancios y clásicos procedimientos, aprendidos en las cúpulas de Liberación y la Unidad.
En primer lugar se establecieron restricciones a la participación, bajo el subterfugio de cursos de capacitación y exámenes de idoneidad, en los que la decisión del "aprobado" quedaba en manos de unos pocos, a su véz designados por la cúpula. De ésta manera se inhibía la participación de algunos y se le presentaba a la soberana Asamblea una lista "filtrada" por los guardianes de la fe.
En segundo lugar, una comisión, también de las alturas, tenía la potestad de proponer candidatas para equilibrar los géneros en las papeletas, sin que las candidatas propuestas tuvieran que haber cumplido con los trámites de capacitación y examen requeridos por los militantes comunes, sin amigos en los niveles de decisión.
Finalmente, el mesías, es decir el candidato, tuvo la oportunidad de proponer siete candidatos, que tampoco tenían que cumplir requisitos, bastaba gozar de la confianza de Solís.
Me pregunto: ¿Cuál es la diferencia entre éste proceso y el de Liberación, por ejemplo? Personalmente no veo ninguna, ni siquiera en los argumentos para defenderlo.
Sigo pensando que no hay palo en que ahorcarse.
Jorge Camacho
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