El sonado escándalo de la solicitud de renuncia de la Sra. Procuradora por
parte del Ejecutivo, en la persona de su Vice Ministro de la Presidencia, tiene
muchos ribetes aún sin resolver, lo que da para muchas posibles explicaciones.
Los hechos son: hay discrepancias en el enfoque de la Procuraduría y del Ejecutivo, como lo demuestran el caso
del levantamiento del veto de la calle 13 bis y la legalidad del nombramiento
del Obispo de la Presidencia; la oferta de una embajada a la Sra. Procuradora,
según lo declaró el Mensajero, el ex vice ministro Soley y la solicitud de
renuncia que el mismo le plantea a la Procuradora, según la misma lo manifiesta
en un comunicado de prensa.
¿Qué pasó? Una explicación sería que el ex Vice Ministro actuó de motu proprio; sin instrucción de sus
superiores. En ese caso, estaríamos ante una grave discrepancia entre el
funcionario y sus superiores, que habría ameritado que su inmediato superior,
el Obispo de la Presidencia, saliera a enmendarle la plana públicamente e
incluso a solicitarle la renuncia. Eso no ocurrió, más aún, a la fecha, el
Ministro no ha dicho nada sobre el tema.
Si ese fuera el caso, sería señal de incompetencia del Ministro. Por otra
parte, es difícil imaginar que el ex viceministro, que estaba un día sí y otro
también interactuando con su superior, estuviera tan desubicado con respecto a posición
de este sobre el papel de la Procuradora.
De lo anterior uno puede pensar, con bastante verosimilitud, que el ex
viceministro actuó como mensajero de sus superiores, es decir, que la solicitud
de renuncia y la oferta de un incentivo para ello no fue idea del Mensajero,
sino una iniciativa ministerial o quizás de orden superior. El prolongado silencio
del Ministro y la tardía y confusa intervención pública del Presidente Solís,
que inicialmente se resistió a cortar cabezas, serían concordantes con esta
explicación. En ese contexto, la inducida “renuncia” de Soley intenta ser un
cortafuego para que las llamas no alcancen al Obispo.
¿Qué sigue? En el siguiente capítulo, una Comisión Legislativa interrogará
a los principales actores de esta tragicomedia; será interesante oír, de la
propia Procuradora, los detalles de la iniciativa para defenestrarla
elegantemente; así como lo que tenga que decir Soley, que podría revelar el
origen de la oferta, salpicando al purpurado, o aceptar que actuó por
iniciativa propia. En este último caso habría que esperar un tiempo, para ver
si el mensajero es enviado a una embajada, lo que, nuevamente, despertaría
sospechas. El último acto parece intrascendente, las declaraciones de quién
hasta ahora ha permanecido mudo.