Tuesday, January 20, 2015

Matando al mensajero


El sonado escándalo de la solicitud de renuncia de la Sra. Procuradora por parte del Ejecutivo, en la persona de su Vice Ministro de la Presidencia, tiene muchos ribetes aún sin resolver, lo que da para muchas posibles explicaciones.

Los hechos son: hay discrepancias en el enfoque de la Procuraduría  y del Ejecutivo, como lo demuestran el caso del levantamiento del veto de la calle 13 bis y la legalidad del nombramiento del Obispo de la Presidencia; la oferta de una embajada a la Sra. Procuradora, según lo declaró el Mensajero, el ex vice ministro Soley y la solicitud de renuncia que el mismo le plantea a la Procuradora, según la misma lo manifiesta en un comunicado de prensa.

¿Qué pasó? Una explicación sería que el ex Vice Ministro actuó  de motu proprio; sin instrucción de sus superiores. En ese caso, estaríamos ante una grave discrepancia entre el funcionario y sus superiores, que habría ameritado que su inmediato superior, el Obispo de la Presidencia, saliera a enmendarle la plana públicamente e incluso a solicitarle la renuncia. Eso no ocurrió, más aún, a la fecha, el Ministro no ha  dicho nada sobre el tema. Si ese fuera el caso, sería señal de incompetencia del Ministro. Por otra parte, es difícil imaginar que el ex viceministro, que estaba un día sí y otro también interactuando con su superior, estuviera tan desubicado con respecto a posición de este sobre el papel de la Procuradora.

De lo anterior uno puede pensar, con bastante verosimilitud, que el ex viceministro actuó como mensajero de sus superiores, es decir, que la solicitud de renuncia y la oferta de un incentivo para ello no fue idea del Mensajero, sino una iniciativa ministerial o quizás de orden superior. El prolongado silencio del Ministro y la tardía y confusa intervención pública del Presidente Solís, que inicialmente se resistió a cortar cabezas, serían concordantes con esta explicación. En ese contexto, la inducida “renuncia” de Soley intenta ser un cortafuego para que las llamas no alcancen al Obispo.


¿Qué sigue? En el siguiente capítulo, una Comisión Legislativa interrogará a los principales actores de esta tragicomedia; será interesante oír, de la propia Procuradora, los detalles de la iniciativa para defenestrarla elegantemente; así como lo que tenga que decir Soley, que podría revelar el origen de la oferta, salpicando al purpurado, o aceptar que actuó por iniciativa propia. En este último caso habría que esperar un tiempo, para ver si el mensajero es enviado a una embajada, lo que, nuevamente, despertaría sospechas. El último acto parece intrascendente, las declaraciones de quién hasta ahora ha permanecido mudo.