Después de esperar durante largos meses, el ICE anunció, con bombos y platillos, la duplicación de velocidad de su servicio de internet de banda ancha, conocido como acelera. Los clientes, cautivos del monopolio agonizante de los servicios de telecomunicaciones, teníamos motivos para alegrarnos.
Vino la fecha del cambio de velocidad, pasaron los días, sumaron semanas y quién esto escribe, no percibió ninguna mejora. Confieso que siempre fui partidario de la apertura de las telecomunicaciones y un crítico de la calidad de los servicios del ICE, así que pensé que quizás fueran mis propios prejuicios los que me impedían percibir la mejora en la velocidad. Decidí tomarme unas semanas para medir la velocidad de mi conexión, que siendo de 512 Kb, debería cambiar a 1024 Kb. Resultado, velocidad promedio de bajada: 385 Kb y velocidad promedio de subida 181 Kb. Es decir, entre el 70 y el 75% de la velocidad contratada antes de la fecha de cambio de velocidad y en consecuencia, entre el 35 y 37.5% de la velocidad que debería estar recibiendo de acuerdo a la cacareada duplicación de la velocidad.
Con esa evidencia objetiva, me dirigí a una agencia del ICE. Después de un buen rato de indagar sobre el asunto, el funcionario que me atendió me confirmó lo que ya sabía, que mi conexión tenía una velocidad de 512/256 Kb y que por ser el suscrito un cliente de muchos años, disponía de una conexión a un “hardware” de la marca Alcatel, que no permite mayor velocidad que la mencionada. Eso sí, me indicó que como no se duplicó la velocidad, se redujo la tarifa para ajustarla a la velocidad de mi conexión. Le manifesté que no me interesaba pagar US$6 menos al mes, sino disponer de una conexión con el doble de velocidad. No fue posible obtener una solución a mi solicitud, al momento no había posibilidad de obtener un aumento de velocidad y tampoco me informaron cuando podría resolverse. Es el colmo, ser un cliente antiguo del ICE, no tiene incentivos, por el contrario, no te suben la velocidad.
No sé si debo recurrir, para resolver mi problema, a la esposa del Presidente Ejecutivo del ICE, que funge como “dama voluntaria” en la institución, según dicen los portavoces institucionales, o como verdadero poder delante del trono, como lo manifiestan los dirigentes sindicales. Lo más probable es que sea uno de los primeros clientes en abandonar al ICE, tan pronto aparezcan los primeros oferentes privados de servicios de internet.
Acelera, no solo no acelera, es un servicio de tercera.